Murillo, de principio a fin

Enrique Valdivieso, con su libro, en el patio del Museo de Bellas Artes. | C. Márquez"Murillo supo quitarle dramatismo a las obras religiosas y las llenó de dulzura, belleza... Pretende comunicar a través de la persuasión. De algún modo, abrió las puertas a la esperanza a los sevillanos del siglo XVII, que, en muchos casos, vivían desolados, pasaban hambre. Así, el pueblo se vio reflejado en sus obras", señaló en la presentación Valdivieso, que estuvo acompañado por el empresario Juan Miguel Villar Mir y el profesor de la Universidad de Valladolid Jesús Urrea, quien señaló que el 'Catálogo razonado' "no es la obra definitiva sobre Murillo, pero sí una de las más decisivas".

El estudio de Enrique Valdivieso -un voluminoso libro de más de 600 páginas- pretende, además, desterrar de una vez ciertos equívocos sobre el pintor. Por ejemplo, el referido a su pintura de género y las insinuaciones eróticas que hay en ellos, tal como defienden algunos hispanistas extranjeros. "A Murillo, en ningún momento, se le ocurriría aludir a la prostitución o la pederastia en sus cuadro. Entre otras cosas, cualquier representación de estos temas le obligaría a vérselas con la Inquisición", subrayó el catedrático de la Hispalense.

Muy gráficamente, Enrique Valdivieso aludió al lienzo 'Muchacha con flores', interpretado como el retrato de una prostituta cuando se trata de una 'Alegoría de la primavera'. "Tal como aparece en algunos documentos, Murillo pintó una alegoría de las cuatro estaciones. La muchacha representa a la primavera, así como el retrato del muchacho que se conserva en Edimburgo evoca al verano. Ahora sólo falta localizar los otros dos. Ahí está nuestro empeño", señaló el catedrático de la Hispalense.

El catedrático de la Universidad de Sevilla Enrique Valdivieso ha presentado el 'Catálogo razonado de Murillo' (Ediciones El Viso), el estudio más completo realizado hasta la fecha sobre el pintor sevillano. La investigación fija su atención en las nuevas atribuciones y, sobre todo, en la reconstrucción de los emplazamientos originales que tuvieron los lienzos en los retablos de las iglesias y conventos y de donde fueron arrancados durante la ocupación de las tropas francesas, primero, y la desamortización de Mendizábal, después.

José María Rondón | Sevilla: Murillo, de principio a fin, EL MUNDO, 7 de marzo de 2011