Un madrugón para estrenar el Thyssen

Desde primera hora de la mañana se formó en la calle Compañía una larga cola de personas que esperaban para conocer el museo. :: SALVADOR SALASSolo el reflejo de los ojos acuosos y cierta rendición en los párpados anuncian el madrugón que se acaban de pegar. Se han levantado al filo de las cuatro de la madrugada y llevan allí desde las seis y media. Son los primeros. No es para menos. Han venido desde Torremolinos y aguardan con paciencia y buen ánimo frente al señorial portalón del palacio de Villalón. Carlos Ismael Serrato y Eva María Lara inauguran una cola que se pierde en el horizonte de la calle Compañía y frisa la escalinata bautizada con uno de los nombres más poéticos de la ciudad: la Tribuna de los Pobres.

Esa identificación popular, al menos ese entusiasmo compartido, representa la primera victoria del Museo Carmen Thyssen Málaga. Aún falta media hora para que el recinto abra por primera vez sus puertas al público. El estreno pilla por sorpresa a varios turistas. Una pareja anglófona revisa su mapa con evidente contrariedad. Tal concentración de personas, una expectación tan evidente, no se corresponde con ninguno de los puntos de interés marcados en su callejero. Un camarero sale en su auxilio y, con inglés más potente que acertado, les explica que ahí dentro están los cuadros de la baronesa, que los ha cecido a la ciudad.

La pareja calibra el tamaño de la serpiente humana, calcula el tiempo de la posible espera y se anima a colocarse en su puesto. A la altura del antiguo Parador de San Rafael. Por ahora, son los últimos de una hilera que comienza con Carlos Ismael y Eva María, que no regatean una sonrisa. «Creo que es lo más importante que ha pasado en la vida cultural de la ciudad desde la inauguración del Museo Picasso. Creíamos que habría más gente desde más temprano y por eso nos hemos venido con tanta antelación», aclara el joven estudiante sin una sombra de queja.

Carlos Ismael y Eva María han entablado conversación con los segundos de la fila: Antonio Castro y Emilia Molís. «Hemos llegado a las ocho menos diez, porque también pensábamos que habría más colas. Para nosotros ha sido una grata sorpresa, porque vamos a tener la suerte de entrar de los primeros», explica Antonio mientras Emilia le graba con su cámara de fotos. «Nos gusta mucho la historia y queremos ver no solo la colección de pinturas del siglo XIX, sino también la rehabilitación del palacio de Villalón», apostilla.
EL MUSEO

Presentación. El Museo Carmen Thyssen Málaga celebra hoy y mañana unas jornadas de puertas abiertas.

Horario. De martes a viernes de 10.00 a 20.00 horas; sábados y domingos, de 10.00 a 21.00 horas. Los lunes el museo permanecerá cerrado.

Entradas. Seis euros la general, 3,5 euros la reducida y nueve la combinada.

Dirección. C/ Compañía, 10.

ALGUNOS DATOS

7.147 metros cuadrados suma el Museo Carmen Thyssen Málaga, que reserva más de 5.100 metros para uso expositivo. La colección permanente ocupa un nuevo espacio construido a la espalda del palacio de Villalón.

230 referencias suma el catálogo de la institución, cuya baza fundamental se encuentra en la pintura española del siglo XIX, si bien sus fondos llegan hasta el primer tercio del XX y se remontan hasta el siglo XIII.

28,5 millones de euros ha invertido el Ayuntamiento en la construcción y rehabilitación de las dependencias del centro. La cantidad incluye, según las cuentas municipales, las expropiaciones de los inmuebles anexos.

2025 es el año en que expira el acuerdo alcanzado entre la baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza y el Ayuntamiento de Málaga para la cesión gratuita a la ciudad de parte de su colección de obras de arte.

Una semana intensa

A pocos metros de la entrada, el Museo Carmen Thyssen ofrece una novedad respecto a la inauguración oficial que allí se ha celebrado hace apenas unas horas. En la planta baja del inmueble más cercano a la plaza de la Constitución luce ya la tienda del centro. En su interior, la directora del museo, María López, da indicaciones al personal que enrolla carteles, ordena separadores y coloca con mimo de artesano los primeros libros que asoman por el escaparate.

Sigue llegando gente. Crece la cola. Lo mismo se incorporan jóvenes que personas mayores y otros inscritos en la etérea categoría de la 'mediana edad'. Casi todos aprovechan para hacerse fotos unos a otros, quizá ensayando para el momento en el que crucen el umbral del museo. A las diez en punto, se abren las puertas del recinto y uno de los empleados anuncia que el público accederá en grupos de diez. Y empieza la cuenta.

Que termina, según los portavoces del centro, muy cerca de los 3.400 visitantes en la primera de las tres jornadas de puertas abiertas con las que el Museo Carmen Thyssen Málaga quiere darse a conocer. Una curiosidad que ayer saciaron los primeros visitantes, cuyo rigor a la hora de guardar la cola se mantenía en la sala inaugural del palacio. Al trasponer la entrada, los inquilinos seguían manteniendo el orden de la espera. Solo que rompió la rectitud en la tercera y cuarta oleada.

Con uno de esos grupos entraba Francisco Torres, un jubilado malagueño que aprovechaba la mañana de viernes para contemplar por dentro el Museo Carmen Thyssen Málaga en compañía de varios amigos: «La visita es muy emocionante para mí. Conozco este edificio desde hace muchos años. Aquí compré una vajilla de La Cartuja con mi mujer cuando era una tienda. No se imagina la de recuerdos que me vienen a la memoria...».

Cuadros al detalle

Francisco pasea por las salas expositivas. Parece distraído. Pero no. Cada vez que un cuadro le resulta llamativo, realiza la misma operación. Se acerca, se quita las gafas y observa con detenimiento la tela y la leyenda. De nuevo la tela y otra vez la leyenda. Ahora está frente a la obra de Manuel Cabral Aguado Bejarano 'En la romería de Torrijos' (1883) y llama a uno de sus compañeros de excursión: «¡Mira, Torrijos, el de Málaga!».

En medio de los cuadros de la sección dedicada al Costumbrismo, Francisco Torres parece radiante. «Este museo va a ser maravilloso, una gran riqueza para Málaga y para todos los que vengan a verlo», sentencia. Frente a él cruza Eva María Lara, la primera de la fila. Resume sus primeras impresiones: «Esta sección me gusta mucho, hay muchas escenas españolas con personajes típicos del XIX como los bandoleros, las gitanas... Creo que este museo va a gustar mucho».

La tienda ya ofrecía sus productos a los visitantes. :: SALVADOR SALAS Junto a ella, Carlos Ismael, su compañero de fatigas y madrugones, asiente sin olvidar la sonrisa. «Es precioso», glosa frente a los cuadros de García Ramos, Moreno Carbonero, Dehodenq y Domínguez Bécquer. Y sin embargo, en los primeros compases del paseo surge una parada casi inevitable en otro autor. O más que el autor, Guillermo Gómez Gil, la escena: 'La fuente de Reding' (c. 1880-1885).

Rafael Bryan y José Antonio Martos son algunos de los que contemplan la tela, una de las más vinculadas a la ciudad por la popularidad del entorno que ofrece. «Echamos de menos más cuadros de Málaga y con escenas malagueñas. Sabemos que hay muchos y también muchos pintores nacidos en Málaga, pero nos gustaría que hubiera todavía algunos más», admite José Antonio Martos.

Rafael Bryan acota: «Lo que más me está llamando la atención es el colorido de los cuadros. Además, me parece que es un tipo de pintura muy entendible, muy accesible para todo tipo de público, no es como la vanguardia, que en ocasiones resulta algo más difícil de asimilar», añade este malagueño, también uno de los primeros en conocer el interior del Museo Carmen Thyssen.

También los siglos XIII y XVI

El personal del centro guía a los visitantes hasta la planta superior. Allí, la sala Maestros Antiguos sorprende a quienes esperaban solo pintura y exclusivamente del XIX. Tras contemplar esculturas como el 'Cristo Muerto' del siglo XIII y la pareja de ángeles custodios atribuida al taller de Della Robbia (s. XVI), José Palomo Ruiz y Antonia Díaz González destacan, también, la remodelación del palacio de Villalón y sus edificios anexos.

«Nos ha sorprendido el tamaño de la colección y del edificio. No lo esperábamos tan grande, a pesar de que sabíamos que al palacio le han sumado varios inmuebles. La remodelación nos parece una auténtica maravilla», comentaba José, venido desde Rincón de la Victoria junto a su mujer. Ambos llegaron también de buena mañana. «Hemos sido de los veinte primeros en entrar», se felicitaba Antonia poco antes de enfilar las salas dedicadas al Preciosismo y el Paisaje Naturalista. O lo que es lo mismo, los cuadros de Carlos de Haes, Fortuny, Madrazo y Ocón y Rivas, entre otros.

Para todos los públicos

Frente a ellos pasa Mario en brazos de su madre. A falta de confirmación oficial, Mario se antoja como el visitante más joven que haya acogido hasta la fecha el Museo Carmen Thyssen Málaga. Lleva por aquí solo veinte días, pero no pierde detalle de algunas de las telas que desfilan junto a él. «No estoy muy segura de que vea bien todavía, pero nunca es demasiado pronto para traerlo al museo», bromea su madre.

Cambiamos las escaleras por el ascensor, por eso de probarlo todo el primer día. Salimos en el segundo piso, aunque algún despistado baja las escaleras desde la tercera planta, cerrada al público hasta que se inaugure la primera exposición temporal, 'De Picasso a Tàpies', programada a partir del 11 de abril.

Frente al ascensor, el Museo Carmen Thyssen Málaga ofrece una perspectiva inédita de una de las torres de la iglesia del Sagrado Corazón. En la terraza, varias buganvillas. Dentro, 'La Buenaventura' (1922) de Julio Romero de Torres cumple su función de icono de los fondos del centro con una nutrida nube de visitantes frente a ella. 'El baño' (c. 1908) de Francisco Iturrino y las 'Coristas' de Gutiérrez Solana también brillan entre las preferencias de los asistentes.

Una audiencia que abandona el museo a través de la tienda. Ya en la calle, Carlos y Eva, los primeros de la fila. ¿Una siesta? «No podemos, esta tarde tenemos clase». ¿Arrepentidos del madrugón? «Para nada, nos ha encantado el museo». Y se marchan satisfechos.

Antonio Javier López, Málga: Un madrugón para estrenar el Thyssen, SUR, 26 de marzo de 2011