La Madonna que enamoró a Nabokov

El restaurador Lorenzo Pérez del Campo presenta el resultado final. | Conchitina Ojos luinescos, los llamó Nabokov. La mirada suave y un poco estrábica, los ojos almendrados y separados, las telas de colores suaves y rodeadas por una niebla. Las madonnas de Bernardino Luini, discípulo de Leonardo da Vinci, inspiraron un cuento de Nabokov, La Veneziana, en el que un personaje lograba entrar dentro de un lienzo. Allí, confundido entre el paisaje y los personajes del óleo, se enamora de las madonnas, sobre todo, de una de Luini: "El niño levanta hacia ella una manzana pálida, y ella la mira bajando sus ojos alargados y suaves... Ojos luinescos... Dios mío, cómo los he besado".

En el Museo de Bellas Artes de Sevilla se puede ver uno de esos cuadros que fascinaron a Nabokov y que representan bien la escuela lombarda del Cuatrocento: Madonna con el Niño, San Roque y San Sebastián. El lienzo, recién restaurado por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), se incluirá hasta el próximo 17 de julio en el ciclo "Obra Invitada" de la pinacoteca.
'La Virgen con el Niño'.
La obra ahora restaurada pertenece desde 1679 a la Iglesia de Santa María de la Mesa en Utrera, pero se desconoce cómo llegó hasta allí, ya que Luini pintó el cuadro en torno a 1521. En dos siglos, nada se sabe de su historia. Hay quien asegura que la obra llegó al pueblo sevillano porque perteneció a la familia Montes de Oca, linaje muy poderoso en el siglo XVII que mantenía relaciones comerciales con Italia.

El cuadro es un ejemplo muy ilustrativo del arte de Luini, uno de los discípulos de Leonardo da Vinci, cuya huella también se aprecia en la delicadeza de los tejidos, el uso de los colores y la dulzura de las escenas. Sin embargo, en la Madonna representada se adivina la mirada que enamoró al personaje de Nabokov, porque Luini era "el más delicado de los maestros", según el inquietante personaje que al internarse en otra tabla religiosa oye decir algo a la Virgen "en lengua flamenca".

Tradición lombarda


Bernardino Scapi, más conocido como Bernardino Luini nació en Dumenza, cerca de Luini -localidad de la que toma el nombre-, en el norte de Italia en 1480 y falleció en Milán en 1532. Este artista del círculo de Da Vinci simboliza bien la tradición lombarda cuatrocentista con sus habilidosos juegos de luces y sombras y cierto estatismo en las figuras.

La restauración del lienzo salvado de los azotes del tiempo ha sido compleja, ya que la obra llegó en muy malas condiciones. Según Lorenzo Pérez del Campo, técnico del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, la obra sufría "pérdida de la película pictórica", además del deterioro provocado por los insectos. Faltaban partes que habían sido suprimidas con una sierra y malas intervenciones realizadas en el siglo XIX como limpiezas abrasivas.

Luini tiene obras en los principales museos del mundo como La Virgen con el Niño y San Juanito del Museo del Prado; Virgen con el Niño, San Sebastián y San Roque del Museo de Sarasota, Estados Unidos; Sagrada Familia, Santa Isabel y San Juanito de la Pinacoteca Ambrosiana en Milán, o Virgen con el Niño, San Sinisio y San Martín, que pertenece a una colección privada de Turín. Las mismas madonnas que enamoraron al personaje literario de Nabokov.

Eva Díaz Pérez| Sevilla: La Madonna que enamoró a Nabokov, EL MUNDO, 15 de junio de 2011