Los rostros del Renacimiento

'Los rostros del Renacimiento' en el Museo Bode.
La llegada de Leonardo a Berlín ha colapsado esta mañana el tráfico, en la Isla de los Museos de la capital alemana. Da Vinci destaca como invitado estrella a la exposición del Museo Bode, "Los rostros de Renacimiento", en cuyas puertas la cola de visitantes supera las dos horas de espera y que reúne a los principales retratistas de la Florencia renacentista, con aspiraciones de sentar cátedra en la evolución de esta técnica.

Las 150 obras proceden de 50 colecciones distintas, todo un alarde de colaboración entre diferentes museos, y la más deseada es la "Dama con Armiño", recién llegada desde Madrid y que abandonará prematuramente Berlín, el 31 de octubre debido a su apretada agenda. Tiene que incorporarse a una retrospectiva en la National Gallery de Londres y por eso no puede quedarse hasta el final de este encuentro de personajes renacentistas, que finaliza el 20 de noviembre.

Estos rostros nos retrotraen al momento en que dejó de ser necesario pertenecer a la realeza u ocupar un cargo de importancia histórica para hacerse retratar. Los burgueses de Florencia descubrieron el placer de dejar su efigie para la posteridad y de paso verse a sí mismos, como seres humanos individuales, a través de los certeros ojos de genios de la pintura como Botticelli, Lippi o Mantegna, capaces de desvelar y dejar en evidencia los más ocultos aspectos del carácter y el espíritu.

"Pero más allá del retrato de un individuo, estos cuadros suponen la expresión de una nueva forma de ver el mundo", ha dicho uno de los asesores de la exposición, el director de Pintura Europea del Metropolitan Museun, Keith Christiansen."Queríamos demostrar esa tesis del historiador del arte Jakob Burkhardt, y abrir nuevas miradas a una época, reuniendo a los hijos predilectos de nuestros museos con sus hermanos para mostrar el cosmos del retrato italiano", explica.

"El retrato de perfil de una joven" de Botticelli, de enorme atractivo para los visitantes, representa además el momento en que las mujeres comienzan a aparecer como individuos en la Historia del Arte, en coincidencia con el momento en que empiezan a tener dinero e influencia en la sociedad mercantil italiana. "Su belleza y su representatividad la convierten en un símbolo de un tipo de feminismo arcaico", dice Christiansen, que sospecha que en la siguiente escala de la exposición, a partir del 19 de diciembre en el MOMA de Nueva York y ya ante la ausencia de competencia de la "Dama con Armiño", esta joven se convertirá en toda una estrella para los estadounidenses.

Rosalía Sánchez | Berlín: Los rostros del Renacimiento, EL MUNDO, 25 de agosto de 2011