Los secretos de Durero
Los obsesivos autorretratos y las miradas hipnóticas que Durero
imprimió en sus cuadros componen un misterio a desentrañar para los
organizadores de la mayor exposición de los últimos 40 años sobre
el pintor alemán, que abre sus puertas en Nürenberg. "¿Qué hay detrás
de esos misteriosos signos? ¿Por qué esa necesidad de autorretratarse?",
se pregunta el responsable del proyecto, Daniel Hess, que concluye que
"hemos descubierto muchas más nuevas preguntas que respuestas, pero
hemos desvelado un Durero mucho más cercano a Leonardo de lo que
suponíamos y, en todo caso, el hecho de volver a ver por primera vez
juntas obras que estaban separadas desde que abandonaron la ciudad natal
de Durero, nos permite una nueva visión en perspectiva de su obra
desconocida hasta ahora", añade.
Imagen de uno de los paneles de la exposición. | Efe. |
Una de las nuevas preguntas surgidas a raíz de los trabajos
preparatorios de esta exposición que recoge el Museo Nacional Alemán de
Nürenberg, es el origen de lo que se ha revelado como una obstinación de Durero en dejar ocultas señales en sus obras.
Durante cuatro años, buena parte de los cuadros más tempranos del
artista han sido escaneados en busca de pistas sobre la evolución de su
técnica y los hallazgos son sorprendentes. Algunos aparecen a simple
vista, como el sol 'in corde leonis' que ornamenta el 'Retrato de
Johannes Kleberger', un rico e influyente comerciante alemán afincado en
Lyon que podría haber encargado él mismo la inclusión del símbolo en la
pintura.
Otras, sin embargo, son claramente iniciativa del pintor. En el 'Autorretrato'
cedido por el Museo del Prado, por ejemplo, se ha descubierto que
Durero aplicó pintura directamente con los dedos para componer la figura
de los guantes, cuidándose de que su huella digital quedase impresa y
perfectamente reconocible en la pintura. "Se desvela en estos detalles
una ofuscación por su individualidad, por su yo, que apenas podemos
intuir, pero que imaginamos como un juego inteligente o un mensaje solo
para iniciados", elucubra Hess.
En total, se han reunido 120 obras de Durero (1471-1528)
que incluyen desde el 'Autorretrato a los 13 años'(1484), un préstamo
del museo Albertina de Viena, hasta la 'Adoración de los Reyes' (1504),
de la galería Uffizi de Florencia. La exposición ofrece además una
ocasión única para comparar de forma directa trabajos de Durero con los
de algunos de sus contemporáneos y la influencia que ejercieron sobre él
otros artistas de la región de Franconia (el sur de Alemania).
Tras recorrer los 1.300 metros de exposición,
resulta evidente la contribución de Durero al desarrollo de un nuevo
concepto del arte, lo que le permitió ser "el primer artista alemán que
ya gozaba en vida de un reconocimiento en toda Europa", señala Hess. El
único cuadro representativo que falta es el 'Autorretrato con pelliza'
(1500), negado desde Munich por la Colección Nacional de Pinturas por
motivos de conservación y que echarán de menos los 150.000 visitantes a
la muestra que se esperan hasta el 2 de septiembre.
Rosalía Sánchez, Berlín: Los secretos de Durero, EL MUNDO, 27 de mayo de 2012