Restauración de la capilla de Roca-Amador en la catedral de Sevilla

Una auténtica joya recuperada en su integridad para la ciudad. La Hermandad de la Soledad, con la colaboración de la Real Maestranza de Caballería que ha sufragado el 35% del coste, ha conseguido devolver todo el lustre a la capilla de Roca-Amador, titular de gloria de la corporación, situada junto al coro de la parroquia de San Lorenzo. En un ambiciosa apuesta por la recuperación del patrimonio, la Soledad ha empleado todo su esfuerzo para rescatar del olvido esta pintura mural, fechada en torno a los siglos XIV-XV, que pasa por ser una de las más antiguas de Sevilla, junto a la de la Antigua de la Catedral y la de la Virgen del Coral de San Ildefonso. Más de cien mil euros y 16 meses de intenso trabajo, traducidos en 10.390 horas, han servido, además de para restaurar todo el conjunto, para arrojar luz sobre la autoría de las pinturas y del zócalo de azulejos que recorre el perímetro. Los resultados de la intervención se podrán ver hasta el día 24 de este mes en una exposición junto a interesantes objetos y enseres de la hermandad. 

"Además de atender nuestros tres pilares básicos, que son el culto, la formación y la caridad, la hermandad está muy atenta a las cuestiones culturales y a la conservación del patrimonio. Llevábamos muchos años preocupados por el lastimoso estado de la capilla, pero no era algo que pudiéramos afrontar por nosotros mismos. Un día, la Real Maestranza, que es hermano mayor honorario nuestro, a través de su teniente de hermano mayor, Alfonso Guajardo-Fajardo, se fijó en Roca-Amador y en su estado", expuso José Ramón Pineda, hermano mayor. Fue la anterior junta de gobierno la que firmó el convenio de restauración el Miércoles Santo de 2011. 

En la recuperación de la capilla han intervenido José Antonio López Martínez, arquitecto y Maestro Mayor de San Lorenzo, quien ha trabajado en la impermeabilización de los muros por su parte inferior y de la bóveda superior; el ceramista Alfonso Orce, que ha recuperado el paño de azulejos datados en 1609; Juan Abad, responsable del proceso de restauración de la Virgen de Roca-Amador, del resto de pinturas murales y del retablo barroco; y el escultor Juan Manuel Miñarro, que ha intervenido al Niño Jesús del XVII que también se puede ver en la exposición. 

Han sido varios los descubrimientos que ha podido constatar Ramón Cañizares, archivero de la corporación, gracias al trabajo que se ha realizado. Una de ellas es la atribución de la pinturas murales a Domingo Martínez y Gregorio de Espinal, insignes autores del XVIII que realizaron las pinturas de la Capilla Sacramental. Así lo acreditan unas pruebas documentales encontradas en el archivo de esta hermandad. También se ha podido conocer el nombre del ceramista autor de los azulejos: Alonso de Valladares. "En 1609 se construyó toda la capilla, según se recoge en el archivo de la parroquia. Aparece el nombre de este ceramista, perteneciente a una familia muy refutada, que cobra 200 reales por el inicio de este zócalo de azulejos que también se extendería por el muro oriental, ya que la capilla estaba cerrada", resumió Cañizares. 

Juan Abad, restaurador de las pinturas, resaltó la dificultad encontrada para resanar las pinturas de la bóveda y los intradós del arco con escenas de la vida de la Virgen y del muro del oeste de la capilla. "Habían desaparecido prácticamente. Existía una grieta, con un grosor de hasta ocho centímetros, que recorre toda la torre y que llegaba hasta el suelo. No sabemos si es una junta de dilatación o es fruto del terremoto de Lisboa. Había expulsado todo el mortero". Abad encontró más problemas en la bóveda y el muro que en la pintura de Roca-Amador: "Se le ha hecho una actuación puramente conservadora para garantizar sus elementos". 

Los azulejos se encontraban completamente desordenados, tenían abombamientos, desprendimientos y roturas. Los estudios han conseguido identificar dos manos en su autoría. Además de la Alonso de Valladares, la de su hermano Hernando. Alfonso Orce ha realizado una nueva mesa cerámica para la capilla, en cuyo interior, que se puede observar a través de un cristal, se pueden ver restos de unas antiguas pinturas y azulejos que se han encontrado al retirar la anterior mesa. El maestro mayor del templo ha sido el encargado de atajar los problemas de humedades y filtraciones que tenía la capilla, algo que afecta a todo el templo. 

El párroco, Francisco de los Reyes Rodríguez, agradeció a la hermandad su esfuerzo, "con los medios de la parroquia hubiera sido imposible". y animó a emprender en un futuro otras obras necesarias, como la de la Capilla Sacramental. 

Hasta el día 24 se podrá visitar la exposición relativa a la restauración que recoge piezas como el Niño Jesús, intervenido por Miñarro, simpecados, libros de actas -en uno de los cuales se describe la llegada del Gran Poder a la parroquia- o una imagen de San Lorenzo atribuida a Martínez Montañés. La muestra se completa con una importante documentación gráfica que describe los distintos aspectos que ha tenido la capilla de Roca-Amador desde su creación. Su concepción actual es fruto de la reforma llevada a cabo por el cardenal Spínola en 1876.


Juan Parejo: Roca-Amador recupera su esplendor, Diario de Sevilla, 16 de noviembre de 2012 (Fotos Antonio Pizarro)