La picassiana ‘Mujer en azul’ ya no está sola

Mujer en azul (1901), temprana obra maestra de Pablo Picasso, ya no está tan sola como su rictus displicente invita a pensar. Hay chica nueva en la oficina... y parece más simpática; el óleo del genio malagueño, Buste de femme souriante (Busto de mujer sonriente), del mismo año, ha entrado en la colección del museo nacional gracias al depósito efectuado por el coleccionista de origen ruso Vladimir Ginzburg. Con este anuncio en cabeza, los responsables del museo sacaron ayer pecho con una batería de novedades en sus salas para despedir el año y, de paso, renovar los motivos para visitar la permanente.

'Buste de femme souriante' (Busto de mujer sonriente) de Pablo Picasso. / BERNARDO PÉREZ
'Buste de femme souriante' (Busto de mujer sonriente) de Pablo Picasso. / BERNARDO PÉREZ
Más allá de Picasso, destaca la incorporación del cuadro Antro de fósiles (1930), de Maruja Mallo, perteneciente a la serie Cloacas y campanarios. Para su adquisición, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha desembolsado 300.000 euros. De gran tamaño, la pieza, algo así como una visionaria alegoría antibelicista, formó parte de una exposición dedicada a la heroína gallega de las vanguardias en la galería Pierre de París. Después quedó oculta por las brumas de la historia y el mercado hasta que emergió en 2009. Es la quinta pintura de Mallo, creadora decisiva en la historia del arte español del siglo XX, en integrar la colección del Reina Sofía. “Forma parte de una de las líneas en las que trabajamos; incorporar a los grandes nombres femeninos de las vanguardias españolas”, explicó ayer el director del museo, Manuel Borja-Villel. Añadió que en ese mismo rango histórico y estético, la institución se había hecho también con dos piezas de Ángeles Santos y Rosario Velasco.

Pese a que del pintor malagueño el museo posee un conjunto bastante más generoso —cerca de 300 piezas (y una treintena de pinturas)— la recién incorporada Buste de femme souriante, cuyo préstamo por tres años fue aprobado en patronato en marzo, está llamada a ser una de las más destacadas del lote, según los responsables del centro de arte. “Lo es por sus características y por la fecha; solo tenemos una obra de Picasso de 1901 (La mujer en azul), aclara Borja-Villel. “Es interesante porque completa la sala de un modo bastante redondo. Esta es la primera vez que Buste de femme souriante se exhibe en España y, dado que estaba en manos privadas, rara vez se ha visto en público con anterioridad. La escasa producción de Picasso superviviente de esa época y los elevadísimos precios de las piezas que aterrizan de cuando en cuando en el mercado subrayan el gesto del coleccionista privado. Esta operación recuerda a prácticas recientes del Reina Sofía, como la donación de la colección de la galerista Soledad Lorenzo o los acuerdos con las colecciones de Phelps de Cisneros o Reinhard Onnasch, que han permitido la entrada y exposición en el Reina de grandes nombres del expresionismo abstracto, como Clyfford Still.

Además de estas dos obras, entre las novedades que cuelgan en las salas del Reina Sofía anunciadas ayer destaca la incorporación de un sorolla (Llegada de la pesca, 1899). Depositado temporalmente por el Museo de Bellas Artes de Asturias, supone una excepción a la norma establecida por el Real Decreto de 1995 que fija la separación de las colecciones del Prado y del Reina Sofía en 1881, año del nacimiento de Picasso. Otras incorporaciones reseñables son las instalaciones Lanas (1972-2009) , de Juan Hidalgo que, según explica el museo, sirve “para celebrar los 50 años de la fundación de Zaj”, grupo experimental fundado por Hidalgo, y Masacre de Puerto Montt, con la que Luis Camnitzer reconstruyó la masacre del mismo nombre del 9 de marzo de 1969 en Chile.

Iker Seisdedos: ‘Mujer en azul’ ya no está sola, EL PAÍS, 23 de diciembre de 2014