El escándalo sacude a las poderosas familias coleccionistas de arte

El miedo se ha apoderado de los coleccionistas de arte que guardan celosamente sus cuadros en los puertos francos de Ginebra, Luxemburgo y Singapore. Porque el propietario de las cámaras acorazadas, el marchante y hombre de negocios Yves Bouvier, ha sido detenido en Mónaco, imputado por fraude y blanqueo de capitales. 
El marchante de arte, Yves Bouvier. VIMEO
El marchante de arte, Yves Bouvier. VIMEO
Puesto en libertad con una fianza de 10 millones de euros, se le permite desplazarse por Suiza y Luxemburgo. La denuncia por fraude y manipulación de precios fue presentada por el oligarca ruso Dmitry Rybolovlev, propietario del club de fútbol del Principado de Mónaco. En sus transacciones artísticas, Yves Bouvier gestionaba la venta de cuadros sin poner en contacto directo al vendedor con el comprador. Dmitry Rybolovlev coincidió, por azar, con el vendedor de una de sus obras y descubrió que las cifras dadas por Bouvier no coincidían con las del vendedor. De ahí, acusó al marchante de fraude y manipulación de precios en el mercado del arte. Bouvier ha sido el marchante de Rybolovlev durante 10 años cobrando un 2% de las transacciones de arte. El ruso ocupa el lugar 160 de la lista de ricos "Forbes" con 6.800 millones de euros después de haber dado la mitad de su fortuna a su esposa en el divorcio más caro de la Historia. Su colección de arte, con piezas de Vicent van Gogh, Pablo Picasso, Claude Monet y Paul Gauguin, está valorada en 800 millones de euros.

La detención de Bouvier ha sacudido el mercado del arte porque en sus blindados almacenes se esconden auténticos museos. El puerto franco de Ginebra es el lugar en el que el barón Thyssen compró algunas de sus obras como "Idas y venidas", de Paul Gauguin, a un amigo de juventud, Jean Pallfy, quien la vendió sin ser el legítimo propietario del lienzo. Ahora el óleo pertenece a Tita Cervera. Otro de los clientes de Bouvier es la familia de marchantes Nahmad, los mayores coleccionistas de picassos, excluyendo a la propia familia del artista. Los Nahmad, con galerías en Londres y Nueva York, guardan su enorme pinacoteca en el puerto franco de Ginebra.

Conxa Rodríguez: El escándalo sacude a las poderosas familias coleccionistas de arte, EL MUNDO, 12 de marzo de 2015