Las coloridas tumbas de dos sacerdotes de hace 4.200 años

Ankhti y Sabi vivieron hace 4.200 años y pertenecieron al clero de Pepi II, uno de los faraones que más décadas permaneció en el trono de un país que, con los nobles henchidos de poder, caminaba hacia la desintegración. Un equipo de egiptólogos franceses ha hallado las tumbas de los dos sacerdotes, hasta ahora desconocidos, al sur de Saqara, la gran necrópolis de la antigua capital de Egipto, Menfis. A pesar del tiempo transcurrido sus muros guardan aún las coloridas escenas que acompañaron a los dos sacerdotes en su vida de ultratumba. Estampas de rituales religiosos, entre ellos la entrega de ofrendas a los dioses, adornan los enterramientos horadados en el desierto que datan de la dinastía VI (2345-2181 a.C.).
La tumba de Ankhti. Ministerio de Antigüedades Egipcio.
La tumba de Ankhti. Ministerio de Antigüedades Egipcio
Con una frescura que -a juicio del ministro egipcio de Antigüedades, Mamduh el Damati- "es como si hubieran sido pintadas ayer a pesar de que son de hace 4.200 años". Y un sorprendente estado de conservación que permite recrear con todo lujo de detalles la lista de siete aceites sagrados usados en la Apertura de la Boca, una ceremonia en la que se animaba la estatua o momia del fallecido abriendo la boca y los ojos para que el difunto pudiese comer y beber en la otra vida.

El lugar ha sido descubierto por la misión del Instituto Francés de Estudios Orientales que excava desde hace más de una década Tabit el Gish, al sur de Saqara, en los alrededores de su emblema más conocido, la pirámide escalonada de Zoser, ha informado este jueves el ministerio de Antigüedades egipcio en un comunicado. Las investigaciones recientes llevadas a cabo por el equipo galo han confirmado la existencia de un importante cementerio de finales del Imperio Antiguo (alrededor de 2300 -2100 a.C.) en una zona que se extiende por 15 hectáreas.

El primero de los enterramientos sirvió para el descanso eterno de Ankhti. Su cámara funeraria fue localizada a 12 metros de profundidad. En cambio, en el segundo -dedicado a Sabi-, la tumba está situada a unos seis metros de profundidad. Según el director de la expedición, Vassil Dobrev, la parte superior de las sepulturas fue construida con ladrillos de barrio mientras que las cámaras funerarias fueron esculpidas en la caliza.
La tumba de Sabi. Ministerio de Antigüedades Egipcio.
La tumba de Sabi. Ministerio de Antigüedades Egipcio
En ambas -son muy similares- la misión ha rescatado los esqueletos de los sacerdotes y parte de su colección funeraria pero su estado -esparcidos por el suelo de las tumbas y fuera de los sarcófagos- parece indicar que las tumbas fueron saqueados en la antigüedad, posiblemente durante las dinastías VII o VIII. En el ajuar recuperado figuran tarros de alabastro y ofrendas de cerámica.

Los dos sacerdotes habitaron el Antiguo Egipto en tiempos de Pepi II (2278-2184), un faraón que llegó al poder siendo un niño y algunos textos le atribuyen 94 años de reinado. Tesis más recientes, sin embargo, sugieren que -si bien fue larga- su época superó las seis décadas. Un tiempo en el que el rey perdió autoridad ante la creciente influencia y poder de los nobles. A su muerte, Egipto se deshilvanó y se hundió en la anarquía.

Saqara es una caja de sorpresas. Los nobles de la dinastía I levantaron aquí las primeras mastabas y Zoser, monarca de la dinastía III, estrenó en su terruño la moda de las pirámides que alcanzaría la plenitud en la meseta de Giza. El pasado año un equipo de arqueólogos egipcios se topó con las tumbas del embajador Paser y el guerrero Ptahmes, de época ramésida (1292-1069 a.C.), un período en el que gobernaron once faraones bajo el nombre de Ramsés.

Francisco Carrión: Las coloridas tumbas de dos sacerdotes de hace 4.200 años, EL MUNDO, 2 de abril de 2015