La alta sociedad, de fiesta en Ámsterdam con Rembrandt como anfitrión de lujo
Hace
unos días desfilaban por la alfombra roja del Dolby Theatre de Los
Ángeles muchas de las estrellas de Hollywood. A miles de kilómetros de
distancia, el Rijksmuseum de
Ámsterdam congrega, hasta el 3 de junio, a otras estrellas, igual de
rutilantes, que deslumbran en la casa de Rembrandt y
de Vermeer.
Su indumentaria nada tiene que envidiar a la de los actores y actrices
que copan las listas de los más elegantes. Reyes, príncipes,
aristócratas, altos oficiales del Ejército y miembros de la alta
sociedad forman parte de este selecto y exclusivo club.
Los
39 invitados lucen sus mejores galas, a la última moda, en monumentales retratos
a tamaño natural. Todos posan de cuerpo entero y de pie; han
sido pintados por los mejores artistas del momento. Los hay oficiales,
de boda, alegóricos, históricos, mitológicos... Su misión era muy
variada: desde la representación de su estatus social o político, hasta
importantes celebraciones o alianzas familiares. El elevadísimo precio
de estos encargos hacía que fueran solo aptos para los vips de la
época.
Aunque
es difícil determinar cuál fue el primer retrato de estas
características en la Historia del Arte (se discute si podría ser
«Joven caballero en un paisaje», de Carpaccio, h. 1505, del Museo
Thyssen, aunque hay quienes creen que no es un retrato), Lucas Cranach
el Viejo fue el autor, en 1514, de dos de los primeros que se conocen:
los retratos de Enrique el Piadoso, duque de Sajonia, y Catalina,
condesa de Mecklemburgo, que cuelgan en la exposición.
Hércules
se cuela en la fiesta
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La
selección de los lienzos, realizada por el comisario, Jonathan
Bikker, permite abordar no solo el desarrollo de estos
retratos a escala real, pues abarca del siglo XVI al XX, sino que
también constituye un tratado de la evolución de la moda en estos
cuatro siglos. En la mayoría de los casos lucen sus mejores trajes y
complementos. Con una excepción, donde la vestimenta brilla por su
ausencia: Hércules aparece casi desnudo en un lienzo pintado por
Hendrick Goltzius. Chirría su presencia, pues ni es un retrato, ni el
representado es de la alta sociedad. En el siglo XVIII estos retratos
vivieron su esplendor en Inglaterra, gracias especialmente a dos
artistas, maestros del género: Thomas
Gainsborough y Sir
Joshua Reynolds, presentes en la muestra con algunos de sus
trabajos. Mucho después, ya en plena Belle
Époque, toma el testigo Francia de la mano de pintores como Sargent, Boldini o Manet.
Entre los retratistas más prolíficos, Van
Dyck: de sus 542 retratos, 107 fueron a escala real, de cuerpo
entero y de pie. Dos de ellos cuelgan en la exposición: los retratos de
Lucy Percy, condesa de Carlisle, y Lord George Stuart. Frans Hals, en
cambio, solo hizo uno así entre sus 220 retratos: el de Willem van
Heythuysen, también presente en la muestra.
Si
rastreamos en las biografías de los retratados salen a la luz historias
muy suculentas. Como la de la marquesa
Luisa Casati, retratada por Giovanni Boldini. Esta esnob y
excéntrica aristócrata, musa de Poiret y Fortuny y precursora de Lady
Gaga, tenía una obsesión: ser una obra de arte viviente. Llevaba
serpientes alrededor de su cuello a modo de collar, vestidos con plumas
de pavo real recién cogidas de su zoológico... Solía pasear por las
calles de Venecia (vivía en el Palazzo Venier dei Leoni, que más tarde
compraría otra esnob y excéntrica, Peggy Guggenheim) con dos guepardos
que lucían correas enjoyadas. Retratada por Man Ray y Cecil Beaton,
amante de Gabriele D’Annunzio, en sus fiestas corrían a la misma
velocidad las drogas y el champán. Inspiró colecciones de modistos como
Alexander McQueen y John Galliano y su escandalosa vida fue llevada al
cine por Vivien Leigh e Ingrid Bergman.
Modernas
musas
Jane
Fleming, condesa de Harrington, fue pintada por Sir Joshua
Reynolds, quien también retrataría a su hermana, Seymour Dorothy. Ambas
eran dos ricas y hermosas jóvenes. Se rumoreaba que esta última, Lady
Worsley, tuvo 27 amantes. Otra de las presentes en la exposición es
Anna de Noailles, retratada por Van Dongen. Musa de las vanguardias
(formaba parte en París del círculo de Proust,
Colette, Cocteau, Valéry, Gide, Max Jacob...), esta princesa de origen
rumano luce en su cuello la medalla de comandante de la Legión de Honor
(fue la primera mujer en obtener tal distinción), amén de un
generosísimo escote que casi deja al descubierto su pecho izquierdo.
John
Singer Sargent retrató a Samuel-Jean
Pozzi, médico especialista en ginecología, coleccionista y
amigo de intelectuales como Proust, Zola y Montesquieu. Era célebre por
sus conquistas amorosas: cuentan que Sarah Bernhardt cayó rendida a sus
encantos. También el Rijksmuseum, que lo ha escogido como imagen
publicitaria de la muestra. Sargent lo retrata, muy seductor, con batín
rojo y zapatillas de satén. Fue asesinado a tiros por un paciente que
creía que le había dejado impotente. En tan selecto club están también
presentes el emperador Carlos V, retratado por Jakob Seisenegger; Pedro
de Barberana y Aparregui, miembro del consejo privado de Felipe IV,
pintado por Velázquez; o Walther Rathenau, ministro de Exteriores en la
República de Weimar, inmortalizado por Edvard Munch.
La
hoguera de las vanidades
Los
retratados que pueblan las salas del Rijksmuseum aparecen en actitud
vanidosa, haciendo ostentación de su estatus social, en suntuosos
interiores, muchos junto a sus perros, algunos con sus hijos. Es el
caso de Iseppo da Porto y su esposa, Livia Thiene, pintados con sus
vástagos mayores por Veronés.
Hay préstamos de colecciones públicas y privadas de todo el mundo. El
Museo Thyssen ha cedido el «Retrato de David Lyon», de Sir Thomas
Lawrence.
Taco
Dibbits, director del Rijksmuseum, subraya que esta muestra forma parte
del nuevo programa de exposiciones de la pinacoteca: se hará hincapié
en mostrar el arte holandés en el contexto internacional. «Alta
sociedad» es un buen aperitivo de la celebración el próximo año del 350
aniversario de la muerte de Rembrandt.
Marten
Soolmans y Oopjen Coppit, estrellas de un selecto y exquisito club
En
esta reunión de alto copete todos los ojos están puestos en un joven
matrimonio, de familias de ricos comerciantes. Son Marten Soolmans y
Oopjen Coppit, retratados por Rembrandt en 1634 como la mejor tarjeta
posible para presentarse en sociedad. Están recién casados. Ella espera
su primer hijo. El pintor, que cobra por los cuadros 500 florines,
tiene 28 años cuando los realiza: Marten, 20; Oopjen, 23. Ambos visten
de riguroso negro, tan solo animado por el blanco de los encajes. No
les falta un detalle: vistosos zapatos, guantes y sombrero, en el caso
de él; perlas, diamantes y abanico de plumas, en el de ella. No han
dejado en sus armarios ni un complemento. Los llevan todos encima. Son
dos de los tres únicos retratos de este formato pintados por
Rembrandt.
Estas
obras maestras, de 210 por 135 centímetros, estuvieron durante más de
150 años en manos privadas: la rama francesa de los Rothschild. Fueron
adquiridas en 2016 –previo escándalo nacional en Francia por no
haberlos declarado tesoro nacional– en una operación conjunta, y sin
precedentes, entre Francia y Holanda, que abonaron a medias los 160
millones de euros que pedía por ellos su dueño, el barón de Rothschild.
Aunque
fueron mostrados al público tras su compra, es la primera vez que lucen
en todo su esplendor, tras su restauración, llevada a cabo en los
talleres del Rijksmuseum. El convenio entre ambos países, firmado en su
día por el primer ministro holandés, Mark Rutte, y el presidente
francés, François Hollande, determinaba que se exhibirían en una
primera fase por turnos alternativos de cinco años (con el tiempo se
ampliará a ocho) en el museo holandés y el Louvre de París. Eso sí,
siempre tienen que mostrarse los dos retratos juntos.
Por
el momento, y durante tres meses, están en Holanda, admirados como
glorias nacionales, junto a otras obras maestras de Rembrandt como «La
Ronda de Noche». Después, el Louvre le dedicará una exposición a tan
singular pareja. Y, a partir de entonces, pasarán largas temporadas
entre Ámsterdam y París.
Natividad Pulido: La alta sociedad, de fiesta en Ámsterdam con Rembrandt como anfitrión de lujo, ABC, 9 de marzo de 2018