Un pedazo del Louvre en Irán gracias a la diplomacia cultural


El templo del arte francés nacido al calor de la Revolución Francesa ha florecido temporalmente en la República Islámica. El Museo Nacional de Irán acoge desde esta semana, coincidiendo con las vacaciones del Año Nuevo iraní, la exposición El Louvre en Teherán: Tesoros de las colecciones nacionales francesas. Es la primera gran muestra de un museo occidental en Irán desde el fin del embargo al país, fruto de la firma del acuerdo nuclear que entró en vigor en 2016. Su apertura se considera un éxito de la diplomacia cultural.

"El Louvre en Teherán" se puede visitar desde el pasado lunes en la capital iraní. EFE

La exposición está compuesta por 56 piezas del fondo parisino, de todas las épocas y rincones del mundo. Pero no parece casualidad que una de las que está captando más la atención de los visitantes es un pequeño estandarte de bronce de hace 4.000 años, procedente de la provincia iraní de Lorestán. Muchos la contemplan con curiosidad, fascinación y un punto de amargura: el expolio de patrimonio que ha sufrido esta tierra durante siglos, para regocijo de los fondos de antigüedades occidentales, sigue escociendo en Irán.

Pudo dar cuenta de ello el director del Louvre, Jean-Luc Martinez. En la rueda de prensa de presentación de la exposición una periodista le puso contra las cuerdas. Inquirió por los daños hechos hace más de un siglo al palacio de Apadana, en Susa, a fin de evitar que los británicos hiciesen acopio de más restos, y por los tesoros extraídos de él entonces rumbo a Francia. "Tras pedirnos ayuda para excavar, Irán pactó con Francia la salida de las obras", se defendió el galo. Una declaración que creó malestar las redes sociales.

Las relaciones bilaterales en materia arqueológica se remontan a 1884, cuando, con el permiso de la monarquía persa, los galos desenterraron -y se apropiaron- de joyas como el Código de Hammurabi"Mientras los británicos buscaban petróleo nosotros practicábamos la arqueología, así que nuestras relaciones se han enfocado en aspectos positivos", argumentó a la agencia France Presse un diplomático galo. Tras un paréntesis, Teherán volvió a permitir expediciones arqueológicas francesas en 1984.

La inauguración de El Louvre en Teherán, que contó con la presencia del ministro de Exteriores francés Jean-Yves Le Drian, culmina dos años de contactos políticos al máximo nivel, en una relación que va más allá del hecho cultural, pues puede condicionar el futuro del mismo pacto nuclear. El proyecto comenzó en 2016, cuando, durante una visita oficial del presidente iraní Hasan Rohani a París, se firmó un ambicioso memorándum de entendimiento sobre intercambios de exposiciones, seminarios y nuevas excavaciones.

La compañía de hidrocarburos Total y la automovilística Renault, ambas francesas e interesadas en expandir sus negocios en Irán, se han subido al carro del acontecimiento financiando parte del mismo. La sede de la exposición fue diseñada por el francés André Godard hace ahora justo 80 años. En su interior se respira Louvre: los letreros pueden leerse en francés, inglés y persa, las explicaciones son sobrias y el ambiente invita a recogerse y conmoverse anterelieves etruscos, estelas mesopotámicas o cuadros de Delacroix.

El extracto de obras del Louvre, dos de ellas originalmente de Irán, pretende explicar a los iraníes la historia del museo más famoso del mundo. La exposición consta de seis secciones y se oriente cronológicamente, haciendo hincapié en colecciones especiales como la de arte islámico, la de civilizaciones orientales y la de arte contemporáneo. Entre las piezas más famosas, traídas cuidadosamente desde París en un avión de carga, hay una esfinge de hace 2.400 años y un busto del emperador romano Marco Aurelio. Una de las salas contiene una singular colección de fotografías tomadas dentro del Louvre por el afamado director iraní difunto Abbas Kiarostami.

Durante los cuatro meses en que los iraníes podrán disfrutar de la propuesta del Louvre en Teherán, los franceses podrán ver, en la muestra satélite Louvre Lens del norte de Francia, la Rosa del ImperioEsta muestra recoge obras artísticas de la época en que los reyes Qayar (1786-1925) gobernaban Persia, entre las que hay treinta piezas traídas desde la República Islámica. De esta forma, esperan todos los implicados, la cultura abra camino a la política. "En el océano turbulento de la diplomacia internacional", señaló desde Teherán el ministro francés Le Drian, "la diplomacia cultural es un faro que debe mantenerse encendido".

Lluis Miquel Hurtado: Un pedazo del Louvre en Irán gracias a la diplomacia cultural, EL MUNDO, 8 de marzo de 2018